Para San Nicolás, tradición Belga, llegó a casa un nuevo inquilino, venía en una embarcación dorada y al abrir la escotilla, tan sólo se divisó unos ojillos bajo un gorro la mar de navideño.
Cuando el tímido personaje se decidió a salir descubrí que era un pingüino pero no un pingüino cualquiera, de chocolate.
Un delicioso pingüino de chocolate, ahora la pregunta es ¿Qué ocurrirá con el nuevo inquilino? :)
Mª José
2 comentarios:
Ummmm... Yo, si fuera la dueña de la casa, daría buena cuenta del delicioso mamífero, ya que, de otra forma, podría morir derretido por el sofocante influjo de la calefacción...
Un abrazo!!
Jajaja si espero que no sea especie protegida porque voy a ir empezando a atacar... Besos
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