lunes, 1 de diciembre de 2008

"Expresar en clave de Basket"

Hay muchos cauces y maneras de conseguir que expresemos parte de nosotros y que nos relacionemos con los demás. Uno puede ser el Baloncesto.
Para Jason McElwain, en la primera oportunidad que le dieron para jugar a baloncesto, después de tres años siendo utillero del equipo de su instituto Trojans, asistiendo y observando cada jugada, resultó ser el mejor medio de expresión y relación social.
Jason Mc Elwain no comenzó a hablar hasta que cumplió los 5 años y aún hoy en día tiene dificultades para comunicarse, no interpreta el lenguaje corporal y carece de las llamadas habilidades sociales. Estas limitaciones las compensa con una tremenda fuerza de voluntad y unas ganas innatas por mejorar. Todas estas dificultades son debidas a que Jason presenta autismo.
El otro día estaba viendo un partido de baloncesto de la NBA y en los tiempos muertos y descansos aprovechaban para dar a conocer qué es el autismo. Saber que significa y supone cualquier afectación es el primer paso para la sociedad para entender y valorar. El partido consiguió atraer mi atención el doble y descubrí está historia:
Cuando los Trojans disputaron el último partido de la temporada. El entrenador como premio al arduo trabajo que había realizado durante tanto tiempo Jason, le dejó jugar. Empezó en el banquillo, pero a falta de 4 minutos para el final, y con una ventaja de 20 puntos a su favor, entró en el campo y... aquel deporte que tanto había seguido y observado se volvió para el en su manera de expresar ante la sociedad:



En la tercera posesión que tenía, recibió el balón y se jugó otro triple desde 7 metros, esta vez entró. La grada estalló en una ovación atronadora para felicitarle. Lo que en ese momento nadie sabía era que la exhibición de Jason acababa de comenzar. En la siguiente jugada, volvió a jugarse otro triple... que volvió a anotar. A continuación, Jason lanzó a canasta desde más allá de la línea de 6,25 y la volvió a clavar. Ya iban 3 triples en menos de un minuto. La gente alucinaba. La grada coreaba su nombre, sus compañeros de equipo no daban crédito a lo que estaban contemplando y los rivales... bastante tenían con intentar parar a Jason. A menos de 2 minutos para la finalización del encuentro, Jason volvió a recibir un balón en ataque, tiró y volvió a anotar. Lo mismo sucedió en las dos siguientes jugadas. Jason vio cómo anotó su sexto triple sobre la bocina que marcaba el fin del encuentro. En apenas 4 minutos había anotado 20 puntos, el récord en la historia del instituto.
El Baloncesto se convirtió en algo más que un deporte para Jason y el baloncesto, en aquel partido de la NBA que estaba viendo yo, se estaba ocupando en devolver la jugada a Jason dando a conocer qué es el autismo y por tanto acercando a las personas ante la dificultades de los demás y valorando su espíritu de superación.

Mª José

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