Abrí una puerta y me encontré en medio del bosque, ¡no sé como lo hice!, todavía no me han dado título de pequeño mago. Los duendes necesitamos pasar unas cuantas pruebas antes que nos lo otorguen las hadas.
Abrí la puerta y allí estaba un bosque de grandes robles, robustos, con su corteza labrada por el tiempo y el clima, las hayas protegían a los brillantes acebos, comencé andar hasta llegar a un regato del
rio de aguas claras. Creo que fue allí donde me empape los botines, el roció cubría las hojas de las fresas silvestres. Las setas asomaban su sombrero por doquier, y de pronto oí una voz… pero… es que estaba sólo, no podía ser todo ha de estar en mi sueño, seguro.
-
Ey oye tu, sería mucho pedir sugerirte que levantes tu botín, me estas arrugando el vestido.
-Perdón.
-No ese no,
disculpadme pero estáis un tanto torpe, el otro botín.
-Oh mil perdones, yo, yo,… (yo no podía salir de mi asombro), pero ¿desde cuándo los camaleones hablan?
-Oh disculpa,
excúsame, oh cuanto estupor turbar vuestra mente pequeño
hombrecito saltarín.
Habrase visto, por favor, después de mancharme toda la cola del vestido, recién planchada, ¿sabes?
-Bueno yo no quería ofender, nunca encontré en mi vida un camaleón que hablara.
-Veras no es que no encontraras un camaleón que hablara, es que no te paraste a escuchar, simplemente diste por hecho que no hablaba.
-¡
Aah! Podría ser, si claro. Y ¿por qué va tan hermosamente vestido señor camaleón?
Y comenzamos a pasear hacia el interior del bosque, cada vez se hacía más oscuro, ya que las ramas tejían un tupido techo por encima de nuestras cabezas.
-Mi pequeño amigo hoy es fiesta, una fiesta importante, deslumbrante, emocionante... en fin la fiesta. -Pero, pero ¿Dónde está?..
aaaaaaaaahg.
Creí que se me saldría el corazón por la boca, de las pizarras del camino salto un rojizo relámpago haciendo desaparecer una libélula ante mí propia nariz, el camaleón había desaparecido también, ese lugar debía ser muy peligroso, ya sólo quedo yo debo de huir, pensé.
-Me apetecía un aperitivo.
-
Aahg, ¿Dónde estabas, cómo lo has hecho? ¡Eres mago!
-Me
mimetizo, tengo el don de escuchar el alma de las criaturas, los habitantes del bosque y me transformo de sus colores.
-Pero ¿qué se celebra hoy, el día del Gran árbol, la noche de la Luna llena, la semana de la Madre Tierra?
-No, no, no,… no es el día de nadie en particular, he decidido que es un día de fiesta y eso es de celebrar.
-Y siendo camaleón ¿Por qué no viste de traje en vez de vestido? -Tienes algo en contra de la diversidad, la pluralidad de gustos. Tienes que abrir tu mente pequeño duende, el mundo guarda gran amplitud de expresiones vitales. -Perdone pero sobre la fiesta, ¿es su cumpleaños o qué celebra?
-Ay por favor, no, no, no es necesario que sea el día de nada, ni mi cumpleaños, ni el santo de la abeja reina,
nooooooo, querido duende simplemente está mañana decidí que era un día especial. Has de aprender a celebrar un buen día porque simplemente llego el día.
-¡
Aaaah!
-Ese
aah, indica que nunca has realizado el intento de celebrar el día que nace porque es hoy.
-Pues… Y si ese día estuviera enfadado, no sé porque alguien robó la estrella polar de la Osa Menor, o porque los
Trolls avaramente se hicieron con todas las despensas de miel y los frutos del bosque. ¿Qué ocurre entonces?
-¿Qué ocurre según tú, pequeño duende, que sucede en ti si los avaros
Trolls consiguen realizar sus egoístas y oscuros planes?
-Yo, yo,.. me lleno de ira, es injusto, entiendes, injusto.
-Ya veo...
mmm-¿Qué tú no te enfadas, no te ofendes,..?
-Has oído hablar de la energía ¿verdad?
-Si claro, todo ser tiene una energía
-Eso es, como dice el sabio principio, la energía ni se crea ni se destruye. Importante, no lo olvides pequeño duende.
-Bueno eso ya lo sabía,
perdóname, camaleón no es ninguna novedad.
-Bien, bien. Entonces ¿por qué mantienes tu ira?
-¿Qué? Pues porque es una gran injusticia, no lo ves camaleón, es invierno el resto de los habitantes del bosque perecerán sin esos alimentos. No les pertenece, es de todos, es...
-Injusto, si lo sé. Y tú vas añadir a esa injusticia, la tristeza de perderte.
-¿Perderme? Yo estoy reclamando lo nuestro, lo de todos.
-No tú estas dejándote invadir por la ira, los
Troll roban los víveres y tú te vuelves impotente para hacer nada. Dejas que tu energía se
transforme en ira, que la ira te llene hasta colmarte, que te incomodes con lo que te rodea, que no soportes,… y por fin la ira te ciega para
inutilizarte y no dejar que colabores en restablecer la justicia.
-No lo había pensado.
-La energía ni se crea ni se destruye,… se transforma. Has de transformar esa energía duende, de enfado a energías alternativas.
-¿Energías alternativas?¿como la que mueve el molino,.. el uso del agua?
-Algo así, la energía que proveniente del enfado, la rabia, la tristeza,.. la debes de pasar por el motor de la reflexión y buscar caminos alternativos para
reconducirla. Sera cuando te sientas bien contigo mismo y puedas encontrar respuestas para solucionar el problema. La energía será transformada, por el motor de tu reflexión.
-¡
Oooh! Ya veo.
Para entonces habíamos llegado a una gran puerta, su pomo sobresalía de un gran roble. El camaleón me indico hacia ella y se despidió.
Tome el pomo, estaba muy fuerte, lo agarre con mis dos manos con mayor ahincó, apoyé mis pies en el tronco, cerré los ojos y tiré.
No sabría deciros lo que ocurrió de pronto allí estaba ante la puerta, la había abierto y ante mi aparecía… el bosque. Estaba al inicio del camino de nuevo.
Pero... no era el inicio de camino, yo había conocido un nuevo principio. Podía transformar mi energía y con ella forjar nuevos caminos alternativos. Corrí hablar con las hadas, el mago y las criaturas de mi fantástica comunidad, ellos debían conocer el principio, quizá hoy fuera día de fiesta. Aunque… yo no me pondré vestido, me gustan más mis bermudas.