viernes, 12 de octubre de 2007

Un mes largo



Hace más de un mes que no escribo nada nuevo, cierto, aunque la carpeta de borradores tiene alguna idea, (como el cuento que sigue a esta etiqueta).
En este tiempo tengo la sensación que ha ocurrido de todo, bueno es más que una sensación.
El final del verano fue duro, aspero y... entre otras cosas conocí el mobbing en mi propia piel y también la calumnia gratuita, ...incomprensible, ¿que ganan los seres humanos con esta actitud? Decrecer por dentro seguro, allá cada cual. Mi recompensa ha sido los besos y los abrazos de los enanos, del pequeño Saúl al que un día le regalé los números, en unos cartones casí más grandes que el, para que supiera que eran sus amigos y que había que llamarlos por su nombre cuando nos los encontráramos. De la pequeña hadita Paula, mantuvimos alguna discusión de cabezonas a principio de curso hasta que descubrimos que no siempre llevamos la razón en todo, ahora cuando nos cruzamos no nos perdemos un beso y nuestros nombres como una exclamación cálida de saludo matutino. A Raquelilla y sus papis, que podemos con todo. Alicia y su gran sonrisa, todo es genial eh!. Adrián, rabo de lagartija. A María que le dio igual que hubiera 200 o vete a saber cuantas personas en la parro y corrió a saltar a mis brazos para contarme su verano, fue como en esas pelis en que rodeados los protagonistas por la gente sólo existen e importan ellos y ese momento. A las mamis que se les saltaba alguna lagrimilla y a todos esos saludos, interés por como me va, y los papis que tienen alguna broma para mi. A ese comedor que cuando entro oigo mi nombre alto y claro mientras que van a comer los de infantil (los mejores). El Corazón y la inocencia de todos esos niños ha sido inesperadamente la mejor medicina. esos pequeñines, pollos repollos, familia, florecillas, exploradores y tantas cosas que les he llamado que me despertaron en mis peores momentos y nunca dejaron que dejase de Sentir más y más, y de los que tanto he aprendido. Ese es nuestro regalo el que sólo nosotros, que hemos vivido tantas horas juntos, podemos comprender, un regalo inesperado, para mi Enorme.
Y además este mes trajó y llevó cajas, ¡que suerte que vaya al gimnasio, eh! Y es que me he mudado, de ropa todos los días, digo de casa. Así que quedáis invitados, los que ya habéis estado, volved y los que no, ahí estoy, el frigo esta lleno, aseguradas las risas,... Más de un mes en el que no sabía que decir. No ha sido fácil, ni rápido, ni lento,... ha sido.
Mª José

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nos hacen daño, mobbing en el trabajo...pero seguimos sonriendo y seguimos peleando y seguimos teniendo las mismas ganas de siempre de hacer que los que que están alrededor sean algo más felices. Hay cosas que no cambian ni cambirán...por suerte.