jueves, 20 de noviembre de 2008

"Una sonrisa"

El valor de una sonrisa.
Has probado alguna vez a ser payaso. Si he dicho a ser payaso, no a ser un payaso o hacer payasadas. Cuando quieres hacer reír a alguien el mejor público son los niños, las ideas más descabelladas son las más creíbles. Sin embargo haz reír un adulto que no recuerda su alma de niño... quizá sea por ello que en algunos casos se les da mejor hacer el payaso antes de aprender a reír y hacer reír.
Lo extraordinario y original del payaso es su capacidad de crear, improvisando sobre las situaciones cotidianas y transformarlas desde una nueva visión, con otros ojos. Ser capaz de sorprenderse y sorprender, de reír y hacer reír.Si colocas en medio de la cara esa gran y esponjosa bola roja, transformas tu cara en el centro de atención y expresión.
Yo el otro día probé a hacer de los niños de clase unos payasetes, todos con su nariz pintada de rojo, los ojillos se empezaban a poner bizcos y nadie quería perder el rojo que divisaban allí delante. Las risas empezaron a surgir espontáneamente, ¿será mágico los efectos de una nariz roja? Es más, de pronto se fueron articulando graciosos movimientos.
Bonito es observar la creación del personaje del payaso pero más satisfactorio es probar a crear tu mismo. Asistir a cualquier acto artistico es interesante a nivel cultural e intelectual, aun así es bueno animarse a ser alguna vez el propio artista y descubrir lo satisfactorio que resulta.
Conclusión, la sonrisa es demasiado valiosa. Y crear es dar un poquito más de vida.
Mª José

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