domingo, 2 de diciembre de 2007

"Instrucciones para subir una escalera"

"Este relato de Cortazar va dedicado especialmente a Joa. ¿Reconoces la imagen de la foto?"


Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables.
Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón.
Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquier otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas.
La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente.
Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria.
La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie. Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera.
Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

Autor: Julio Cortázar

5 comentarios:

Mestalayo dijo...

Me encanta Cortazar!!! Anda que si llegamos a celebrar la boda en lo alto de la escalera...

Mª José dijo...

Ja, ja, ¿te imaginas? que en vez de ir un poquito hacia la izquierda hubieramos tenido que subir con los tacones, ole, entoces ya me hubiera bailao un zapateado.
De todos modos yo creo que la próxima excursión en vez de a la Bélgica profunda podemos plantearnos escalar la escalera, (nunca mejor dicho), dandonos tregüas con chocolate, claro está. Eso sí al llegar ponemos bandera, al más puro estilo alpinista (los colores van a tener que ser mitad-mitad ¿no?) ¿Alguien sabe que hay arriba?

kykoche dijo...

bueno, bueno, que las escaleras no son para tanto... recordad que hay varios bancos repartidos estratégicamente por toda la subida :P

Mª José dijo...

Lieja. Pues nada siguiendo las instrucciones, peldaño a peldaño, ya puedes subir son como 400 escalones :p

Mª José dijo...

Por cierto, bienvenido Calico