viernes, 25 de julio de 2008

"Santiago y cierra España"

"Santiago y cierra España porque cuando llegas a Santiago, alzas la vista sobre el Obradoiro cortando el cielo, piensas que ya no hay más que andar. Sobre las leyendas de Santiago de Compostela. Su origen, la Vía Láctea, la Peregrinación, la Vieira... y otras leyendas sobre Hércules y Noé"
En el Noroeste de España, en la céltica y verde Galicia, a la que los romanos llamaron "Finis Terrae", por ser el extremo más occidental del mundo hasta entonces conocido, cuenta la tradición que estuvo el Apóstol Santiago, como llaman los españoles a Jacob el hijo de Zebedeo y hermano de Juan el Evangelista.
Regresó a Palestina, en el año 44 y fue decapitado por Herodes Agripa, se prohibió que fuese enterrado. Sin embargo sus discípulos, en secreto, durante la noche trasladaron su cuerpo hasta la orilla del mar, donde encontraron una barca preparada para navegar pero sin tripulación. Dos discípulos del Apóstol, Atanasio y Teodoro, acompañaron su cuerpo. Allí
depositaron en un sepulcro de mármol el cuerpo del apóstol que llegaría tras la travesía marítima. El bajel habría sido llevado por las corrientes mediterráneas hasta más allá de las Columnas de Hércules (Gibraltar). Remontando el río Ulla hasta el puerto romano, en la costa Gallega, de Iria Flavia, la capital de la Galicia romana. Allí enterraron su cuerpo en un compostum o cementerio en el cercano bosque de Liberum Donum, donde levantaron un altar sobre el arca de mármol.
En esas tierras gobernaba la reina Lupe (según otras tradiciones, Lupa o Loba), la que al comienzo se negó a aceptar que el cuerpo del apóstol se sepultara en Galicia. Sin embargo, al contemplar el milagro de la piedra fundida en forma de sarcófago, aceptó que su cuerpo fuera llevado hasta el Pico Sacro y, posteriormente, sepultado en un sitio llamado “Arca Marmorica”, antiguo cementerio romano.
Se dice que la tumba de Santiago fue encontrada por un ermitaño llamado Pelagio, a comienzos del siglo IX, en el año 813, siguiendo la luz de una estrella. En base a este suceso se llamaría al lugar Campus Stellae, o Campo de la Estrella, de donde derivaría al actual nombre de Compostela.
El eremita advirtió al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, quien después de apartar la maleza descubrió los restos del apóstol identificados por la inscripción en la lápida. Informado el Rey Alfonso II el Casto del hallazgo, acudió al lugar y proclamó al apóstol Santiago patrono del reino, edificando allí un santuario que más tarde llegaría a ser la Catedral. A partir de esta declaración oficial los milagros y apariciones se repetirían en el lugar, dando lugar a numerosas historias y leyendas destinadas a infundir valor a los guerreros que luchaban contra los avances del Al-Ándalus y a los peregrinos que poco a poco iban trazando el Camino de Santiago.
Cuentan que el primer milagro de Santiago Apóstol en tierras de España, se produjo el año 845, en la batalla de Clavijo Junto al rey Ramiro I, de Asturias y León, se vio al apóstol montado sobre un caballo blanco luchando junto a las huestes cristianas contra los moros. Después de esa batalla de Clavijo, se acuñaron los gritos de guerra de los españoles relacionados con el apóstol protector de la Península entre otros “Santiago y cierra España”.
Las peregrinaciones de los jacobeos (Santiago: Sant Iago, San Jacobo, San Joan, San Juan, etc.) fueron masivas durante más de tres siglos. En la cristiandad se efectuaban tres grandes peregrinaciones: A Tierra Santa, protegidas por los Cruzados; a Roma, donde iban los romeros a obtener la bendición del Papa; y, a Santiago de Compostela, a obtener la Venera o Vieira
(Vieira: del latín Veneria: adorno en forma de concha, usado también en heráldica; Venera: Vieira o concha de peregrino. Insignia o condecoración con cualquier grado de una orden militar o caballeresca).
Para algunos, la concha de Santiago de Compostela es una estilización de la pata palmeada de una Oca, símbolo de reconocimiento iniciático del peregrinaje a Compostela. También se ve en la concha de Santiago una estilización de una paleta o remo de navegante primitivo. La concha pasó con el tiempo a ser la distinción de quienes habían llegado a Compostela.
Siguiendo esa costumbre atávica de los pueblos celtas, las peregrinaciones partían en los albores de la Edad Media desde Francia. De localidades como Cluny, Saint Gilles, Le Puy y París partían siguiendo el Camino Francés, siguiendo el Camino de las Estrellas, pues se dirigían al Oeste en el sentido de la Vía Láctea, la que culminaba en Compostela bajo la Estrella del Can.
En los s. XII y XIII, época en que se escribió el "Códice Calixtino"; primera guía del peregrino, la ciudad alcanzó su máximo esplendor. El Papa Calixto II concedió a la Iglesia Compostelana el "Jubileo Pleno de del Año Santo" y Alejandro III lo declaró perpetuo, convirtiéndose Santiago de Compostela en Ciudad Santa junto a Jerusalén y Roma. El Año Santo se celebra cada vez que la festividad del Apóstol, el 25 de Julio, cae en domingo. Leyendas sobre peregrinos:
- La leyenda de Hércules: sobre uno de los primeros peregrinos ilustres, llegado a las rías. Se cuenta que éste, tras incursionar en una isla atlántica para robar los bueyes del gigante Gerión, habría llevado este ganado vacuno a una gruta en La Coruña, sobre la cual habría construido una torre, que aún es posible observar y que se denomina “Torre de Hércules”. Su arquitectura tiene algo de romano y sus cimientos son de innegable origen fenicio.
- Otra leyenda de Galicia sobre los personajes llegados a las rías, es la de Noé y su arca: Es sabido por todos que el arca de Noé se habría depositado en las Laderas del Monte Ararat. Sin embargo, en Galicia existe la leyenda de que Noé llegó a una de las rías, la que tomó su nombre, la ría Noya. En dicho lugar habría fundado la ciudad de Noya, que, según Froissard, sería la “llave de Galicia”.
Mª José

2 comentarios:

MiguelÁngelMoreno dijo...

Muy buenas! Aquí un peregrino recién llegado, que obtuvo ayer, día de Santiago, la Compostelana. Todo ello tras recorrer a pie los 203 kilómentros que dista Ponferrada de la catedral del Apóstol.

Es una experiencia digna de vivirse, que prueba el espíritu humano de superación, a la vez que alimenta el aliento espiritual del cristiano.

Para mí, Santiago no "cierra España", sino que el final del Camino en Compostela es la antesala del camino personal, el de todos los días. El más difícil. Y para ese no hay hitos ni flechas amarillas.

Un abrazo!!

Mª José dijo...

Buenas peregrino, bienvenido a casa y Enhorabuena!!
Lo de andar el Camino de Santiago es especial, como dices es un espíritu de superación y descubres hasta donde pueden llegar tus piernas, es mirar el mundo con otro reloj y otros ojos.
Y además engancha...
Buena reflexión la tuya.
Besos