"Lema y Murallas de Madrid"

Ilustrando el cuento anterior, aquí tenéis datos históricos sobre el lema y la muralla de Madrid.

"Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son".
Este es el lema de la ciudad de Madrid, hace referencia a sus inicios como tal.
El agua aparece como seña de identidad, pues fue edificada por Muhammad I entre los años 852 y 886 sobre las aguas que discurrían por la calle de Segovia, la cual fue construida a mediados del siglo XVI por orden de Felipe II. Esta población recibe el nombre de Mayrīt (Magerit en su forma castellanizada), su significado no está claro, pero parece ser el híbrido de dos topónimos muy parecidos: uno mozárabe, matrice, con el significado de «fuente», y otro árabe, majrà, que significa «cauce» o lecho de un río. Ambos aluden a la abundancia de arroyos y aguas subterráneas del lugar. De este período se conservan algunos restos, conocidos a partir de los diversos trabajos arqueológicos desarrollados en la ciudad a partir de 1975: la muralla árabe de la Cuesta de la Vega, la atalaya de la Plaza de Oriente y los vestigios de un viaje de agua de la Plaza de los Carros.
La alusión que dicta el lema sobre los muros de fuego, hace referencia a la muralla Medieval de Madrid que estaba hecha de pedernal, en la que al rebotar las flechas enemigas saltaban chispas, que bajo la oscuridad de la noche, parecía escupir fuego. La muralla cristiana o Medieval de Madrid protegía un recinto de algo más de 33 hectáreas, ocho veces mayor que el espacio comprendido dentro de la primitiva muralla árabe, de unas 4 hectáreas.

Tenía una longitud aproximada de 2.200 metros. A diferencia del recinto amurallado árabe, estructurado en torres cuadrangulares, el cristiano o medieval se articuló a partir de torreones semicirculares, sobre paños de pedernal. Se estima que podía haber entre 130 y 140 torres, una cada 10 o 15 metros. La muralla estaba rodeada de un foso exterior, en buena parte de su perímetro, como avala la toponimia de algunas vías madrileñas. Las calles de la Cava Alta, de la Cava Baja o de la Cava de San Miguel fueron trazadas sobre este foso o cava, una vez que quedó cegado. Constaba de cuatro accesos, construidos en recodo, cada uno de ellos protegido por la proximidad de una o varias torres fuertes.
Carlos I (1500-1558) ordenó, hacia 1535, la demolición de la primitiva puerta medieval y sustitución por una nueva, con tres arcos y más ornamental, que desapareció en un incendio en 1582.
La placa de la foto está situada en la confluencia de las calles de Príncipe de Vergara y la Unión, cercana al Teatro Real.
La Puerta de Moros se abría al sur sobre la actual plaza del Humilladero, entre las calles del Almendro y la Cava Baja. Fue destruida en 1412 durante una sublevación.

La Puerta Cerrada, se llamó inicialmente de la Culebra, por el relieve de dragón esculpido en la misma. Su nombre, que ha llegado a nuestros días, surgió tras ser clausurada, por los frecuentes delitos y asaltos que había en su interior. Estaba flanqueada por la Torre del Vinagre.
A estos cuatro accesos se añadían los tres de la primitiva muralla musulmana: el Arco de Santa María, la Puerta de la Vega y la Puerta de la Sagra.

Junto a la muralla, se levantaron varias torres albarrana y atalayas, con ubicación estratégica. Entre ellas, destacaba la Torre de Alzapierna o de Gaona, que tenía como función vigilar las fuentes de los Caños del Peral, en la actual plaza de Isabel II. La Torre de Huesos (torre-puesto militar), erigida en el siglo XI por los musulmanes, e incorporada a la muralla cristiana, para proteger la Puerta de Valnadú.

En esta foto se observa una puerta de la época construida en piedra de sílex, está en un local de cocina americana en la plaza de Isabel II, donde se puede ver.

Mª José